La propuesta fue reflexionar y trabajar sobre aspectos que permiten afianzar y fortalecer nuestra misión como educadores católicos que, por poseer un carisma especial, no sólo se enfoca en preparar a niños y jóvenes en lo académico sino también y, sobre todo, cultivar en ellos valores espirituales a la luz del evangelio.
“Bienaventurado el Educador que renueva cada día su compromiso y su esperanza”